El baño por capilaridad es un proceso utilizado en el lacado y pintura de diversos objetos y superficies. Se trata de una técnica que consiste en sumergir el objeto en un baño de pintura, de manera que la pintura se adhiere a la superficie del objeto por acción de capilaridad. Este proceso es especialmente útil para objetos con formas complicadas o con superficies irregulares, ya que permite una buena distribución de la pintura en todas las superficies.
El baño por capilaridad se basa en la capacidad que tienen los líquidos para mojar superficies sólidas y ascender por los espacios vacíos que existen entre las mismas. La acción de capilaridad se produce por la tensión superficial que existe entre las moléculas del líquido y las de la superficie sólida.
En el caso del baño por capilaridad, se coloca el objeto a lacar en una solución de pintura. La solución asciende por la superficie del objeto gracias a la acción de capilaridad, penetrando en los huecos y cavidades de la superficie y mojándola uniformemente.
El baño por capilaridad es especialmente útil para objetos con formas complejas o superficies irregulares, ya que permite una buena distribución de la pintura en todas las superficies. Algunos ejemplos de objetos que pueden ser tratados con esta técnica son:
Como todo proceso de lacado y pintura, el baño por capilaridad tiene tanto ventajas como desventajas.
El proceso de baño por capilaridad consiste en varios pasos que se llevan a cabo en un taller especializado. Los pasos a seguir son los siguientes:
En primer lugar, se debe preparar el objeto a lacar. Esto implica eliminar cualquier rastro de suciedad, grasa o silicona que pueda impedir la adhesión de la pintura. Para ello, se puede utilizar un limpiador desengrasante.
Después, se debe lijar la superficie del objeto para hacerla más porosa y así mejorar la acción de capilaridad. Se pueden utilizar diferentes tipos de lija en función del objeto a lacar y del acabado deseado. Por último, se debe comprobar que la superficie del objeto está lo suficientemente seca antes de proceder al baño por capilaridad.
A continuación, se debe preparar la solución de pintura. Esta solución debe tener una viscosidad determinada y estar correctamente diluida para que la acción de capilaridad funcione correctamente. La cantidad y tipo de pintura utilizada también dependerán del objeto a lacar y del acabado final deseado.
Una vez que la solución de pintura está preparada, se introduce el objeto a lacar en el baño. Durante el proceso, se puede mover el objeto para asegurar que todas las superficies están bien cubiertas por la pintura.
Después de un tiempo determinado, que también dependerá del objeto y de la pintura utilizada, se retira el objeto del baño y se deja secar. El tiempo de secado también dependerá de la pintura y del objeto a lacar, y puede variar entre unas horas y varios días.
Por último, se pueden realizar acabados adicionales en función del objeto a lacar y del acabado deseado. Estos acabados pueden incluir capas adicionales de pintura, lijado fino o pulido.
El baño por capilaridad es una técnica de lacado y pintura útil para objetos con formas complicadas o superficies irregulares. Aunque puede ser más lento que otras técnicas de lacado y pintura, permite una distribución uniforme de la pintura y reduce la cantidad de residuos. El proceso de baño por capilaridad implica varios pasos, desde la preparación del objeto hasta el acabado final.